Las maquinillas de afeitar son relativamente nuevas en el cuidado masculino, pues hasta el siglo XX el hombre debía acudir a la barbería para rasurarse la barba con navaja. Existían atrevidos y más diestros que preferían realizarlo directamente en su hogar, muchas veces provocando cortes y heridas debido a la falta de afilado de las hojas.
Fue entonces cuando King Camp Gillette decidió que ya era hora de dejar de afeitarse en los baños y en los trenes, llevando así el rostro lleno de heridas y cortes. Inventó una cuchilla afilada y desechable, que se acoplaba a una maquinilla (soporte) y decidió patentarla.
A pesar de que en su primer año sólo consiguió vender un centenar de maquinillas, el gobierno de los EEUU durante la Primera Guerra Mundial decidió apostar por ellas y encargar tres millones y medio de maquinillas y unos treinta y dos millones de cuchillas y recambios para sus soldados. Haciendo de ellas un utensilio imprescindible en los hogares de todo el mundo.
Ya en la época moderna, en las décadas de los 70 y 80 encontramos los grandes avances tecnológicos aplicados a su fabricación. Anteriormente no habían cambiado mucho sus características: una hoja fina muy afilada ensamblada en un cabezal firme y sobre un soporte o mango fácil de manejar. Pero a partir de esos años, los avances se multiplicaban y se aplicaban mejoras en los productos de afeitado con las más avanzadas tecnologías, dignas de la ciencia ficción. Gracias a ello, podemos encontrar maquinillas de afeitar de más de tres hojas, con bandas lubricantes, con micropeines integrados para guiar el pelo, con cabezales basculantes, con mangos ergonómicos, etc.
Afeitarse supone ya un ritual bastante complejo con el uso de productos adecuados para antes y después del afeitado, pero es cierto que siguiendo tres sencillos pasos conseguiremos utilizar correctamente las maquinillas de afeitar.
En Perfume’s Club encontrarás las maquinillas de afeitar de toda la vida y las más modernas, de marcas de confianza como Beter, Lea o Gillette.