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Los aceites son muy beneficiosos para la dermis, incluso para las pieles grasas, solo debes aprender a usarlos ¡no les tengas miedo! Todavía existe la creencia de que estos engrasan la piel, obstruyen los poros y crean brillos indeseados. Las especificaciones en ciertos productos de cosmética con la etiqueta -oil free- han contribuido a pensar, que estos son perjudiciales y debemos eliminarlos de nuestra rutina facial.
Pero la realidad es, que son perfectos para completar el último paso de nuestra rutina de cuidado facial, si queremos lucir una piel radiante, hidratada y sana. Lo más importante, es identificar qué aceite es el ideal según el tipo de piel o problema cutáneo que queramos tratar.
Es recomendable emplear los aceites esenciales en la rutina de noche, porque mientras dormimos, la regeneración cutánea se produce con una mayor intensidad.
Existen aceites que son una fuente rica en antioxidantes y ácidos grasos que nutren, protegen la piel y actúan como un auténtico elixir antiedad, combatiendo eficazmente las arrugas y las finas líneas de expresión. Entre ellos destacamos el poder del aceite de argán, la rosa mosqueta o el aceite de granada.
Las pieles secas necesitan aceites ricos en ácidos grasos esenciales, como el aceite de rosa mosqueta, argán, aguacate o aceite de almendras dulces. Estos aportan una hidratación profunda a la piel, ayudando a restaurar la barrera cutánea. Además, contribuyen a mejorar la suavidad y apariencia de la piel, reduciendo arrugas y estrías.
Si tienes la piel grasa, siempre debes utilizar aceites ligeros o no comedogénicos, que eviten la obstrucción de los poros o una sobreproducción de sebo. El aceite de jojoba, semilla de uva, semilla de calabaza o el famoso árbol de té, son ideales para este tipo de piel.
Los aceites equilibrantes ayudan a hidratar las áreas secas y equilibran la producción de sebo de las partes grasas de un cutis con piel mixta. Si este es tu tipo de piel, utiliza aceite de romero, semilla de uva, cáñamo, macadamia o ricino.
Los aceites faciales tienen una alta capacidad hidratante, incluso superior a la de un sérum, son suaves y no irritantes porque no contienen fragancias ni ingredientes nocivos; por este motivo, son un gran aliado para las pieles sensibles. El aceite de rosa de mosqueta, cáñamo, sésamo, o caléndula, calman, reparan y protegen.
Si tienes problemas de acné, habrás oído hablar sobre el triple efecto antiséptico del aceite de árbol de té, un purificador natural que contiene propiedades anti bactericidas, antiinflamatorias y cicatrizantes, muy efectivas para tratar los problemas de acné. Aunque, debemos tener en cuenta que, el uso frecuente de este aceite puede resecar la piel.
1. Los aceites son una excelente fuente de hidratación.
2. Contribuyen a retener la humedad y prevenir la deshidratación.
3. Es un cóctel de antioxidantes y vitaminas.
4. Algunos aceites regulan la producción de sebo y equilibran las pieles mixtas y grasas.
5. Suavizan la textura, reduciendo las imperfecciones y arrugas.
6. Reducen irritaciones y rojeces.
7. Ciertos aceites contienen propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias.
8. Se utilizan como limpiadores y desmaquillantes.